Convivimos en nuestro planeta con millones de especies de fauna y flora silvestres. Bebemos la misma agua, disfrutamos (o sobrevivimos) con el mismo clima y respiramos el mismo aire. Cada año, en el Día Mundial del Medio Ambiente, reconocemos la necesidad de proteger nuestro medio ambiente natural en beneficio de la humanidad. Pero, al mismo tiempo, recordemos también la forma en que nuestras acciones afectan a otras especies y a los ecosistemas que generan.
La vida silvestre se enfrenta a numerosas amenazas. Según el Informe de Evaluación Mundial sobre la Diversidad Biológica y los Servicios de los Ecosistemas, publicado el mes pasado, los principales factores que impulsan directamente la extinción de especies son (en orden descendente) los cambios en el uso de la tierra y el mar, la explotación directa de organismos (incluida la caza, la pesca y la explotación forestal), el cambio climático, la contaminación y las especies exóticas invasoras. Para asegurar la supervivencia de la fauna y flora silvestres debemos reducir el impacto de cada uno de estos peligros.
La contaminación del aire perjudica a las especies silvestres de todo tipo y tamaño. La lluvia ácida, los metales pesados, los contaminantes orgánicos persistentes y otros productos químicos tóxicos penetran en el suelo, el agua y las plantas. A partir de ahí, son asimilados por los animales que se encuentran en la parte inferior de la cadena alimentaria antes de ser absorbidos por los que se encuentran en la parte superior. Los contaminantes que entran a través de los pulmones, la piel o el estómago pueden afectar la respiración, los órganos internos, la reproducción y el sistema inmunológico. Los mismos daños que sufren los seres humanos los sufren los animales.
La CITES toma la iniciativa de hacer frente a la explotación directa de las especies silvestres - el segundo factor más importante de extinción - al asegurar que el comercio sea sostenible. Pero nuestros esfuerzos solo podrán tener éxito si también se reducen las otras causas de la extinción. Las especies debilitadas por la contaminación atmosférica, los cambios en el uso de la tierra o el cambio climático se vuelven más vulnerables al comercio insostenible. Por este motivo la comunidad de la CITES trabaja con asociados que se especializan en otros aspectos de la crisis de la diversidad biológica, incluida la contaminación.
Las personas y las especies silvestres: prácticamente ningún ser vivo ha evolucionado para prosperar en un mundo repleto de productos químicos tóxicos. En este Día Mundial del Medio Ambiente, todos debemos contribuir a reducir la contaminación atmosférica. Juntos podemos lograrlo #BeatAirPollution.
Ivonne Higuero
Secretaria General de la CITES
5 de junio de 2019