La Secretaría de la CITES y los catorce miembros de la Asociación de Colaboración en materia de Bosques (ACB/CPF) han publicado una declaración conjunta en la que se pide la integración de la gestión sostenible de los bosques en todas las iniciativas encaminadas a la recuperación mundial de la pandemia de COVID-19, y se señala que invertir en los bosques es invertir en nuestro futuro.
La pandemia ha sido una llamada de atención sobre el estado de nuestra relación con la naturaleza: debido a una crisis mundial de pérdida de biodiversidad, causada por la explotación insostenible de los sistemas naturales, de las especies silvestres y de sus hábitats, así como por los efectos del cambio climático, los ecosistemas son incapaces de combatir las nuevas enfermedades que van surgiendo y aumenta el riesgo de que éstas se transmitan a los seres humanos.
En su declaración conjunta, la ACB insta a los encargados de la adopción de decisiones a que se aseguren de que los planes de recuperación no reviertan los avances logrados con tanto esfuerzo en la conservación de los bosques, en la reducción y reversión de su pérdida y degradación, así como en el fomento de la producción y el comercio sostenibles de productos agrícolas y forestales.
Los asociados de la ACB piden, por el contrario, que la comunidad mundial incluya compromisos firmes para la consecución de los objetivos y metas relativos a los bosques acordados a nivel mundial, con el fin de detener su deforestación y degradación, en todas las iniciativas de reconstrucción de un mundo posterior a la COVID, como parte de un cambio de mayor amplitud hacia un futuro más resiliente y sostenible en el que se puedan alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La restauración y la gestión sostenible de todos los tipos de bosques y de los árboles que se encuentran fuera de ellos, afirma la ACB, son fundamentales para desbloquear las soluciones basadas en la naturaleza a los problemas que plantean la pérdida de diversidad biológica, el cambio climático y la reducción del riesgo de futuras pandemias. Si se gestionan y se invierte en ellos de manera adecuada, los bosques pueden proporcionar una red de seguridad tanto para las especies y los ecosistemas como para el bienestar y los medios de subsistencia de personas y comunidades en todo el mundo, en particular en las zonas rurales y remotas.
“Los bosques y las zonas boscosas son uno de los principales pilares de la biodiversidad de nuestro planeta y un proveedor crucial de servicios esenciales y medios de subsistencia para millones de personas. Asegurar que se conserven y que en el futuro su uso se rija ante todo por criterios de sostenibilidad debe ser una de las prioridades de todas las iniciativas encaminadas a establecer una relación más equilibrada y sostenible con nuestros sistemas naturales en un mundo posterior a la COVID", dijo la Secretaria General de la CITES, Ivonne Higuero.
Los bosques proporcionan servicios de los ecosistemas que son esenciales para las especies silvestres y para los seres humanos. Ofrecen recursos que impulsan sectores económicos completos, sustentan innumerables puestos de trabajo y nos permiten atender algunas de nuestras necesidades más básicas al asegurar la fertilidad de los suelos y el filtrado y almacenamiento de agua dulce. En todo el mundo, casi mil millones de personas dependen en mayor o menor medida de los bosques para su nutrición y se estima que 2.400 millones de personas utilizan madera para calentarse y cocinar.
Desde la perspectiva de la CITES, la pandemia ha interrumpido algunos procesos decisivos de adopción de decisiones en casos relativos al cumplimiento sobre especies arbóreas incluidas en los Apéndices. Sin embargo, los efectos a corto y largo plazo de la pandemia en los bosques aún no se han comprendido plenamente. Por ejemplo, sigue sin conocerse con claridad la forma en que las medidas adoptadas para gestionar los efectos sanitarios, sociales y económicos de la COVID-19 han repercutido en el comercio internacional de los árboles incluidos en la CITES y sus Estados del área de distribución, en las industrias forestales o en los medios de subsistencia de las comunidades que dependen en gran medida de los bosques, o incluso la forma en que pueden evolucionar las actividades ilegales.
Las Partes en la CITES deberían tratar de vigilar mejor los efectos de la pandemia en la investigación científica y los procesos de adopción de decisiones relacionados con el comercio de las especies arbóreas incluidas en la CITES. Esto será fundamental para la preparación de la próxima Conferencia de las Partes, así como para facilitar la aprobación de resoluciones y decisiones sobre esas especies y responder a la aparición de zoonosis.

La ACB es una asociación voluntaria de 15 organizaciones, instituciones y secretarías internacionales que cuentan con programas sustanciales sobre los bosques.
Sus miembros son: la Secretaría de la CITES, el Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR), el Convenio sobre la Diversidad Biológica (Secretaría del CDB), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (Secretaría del FMAM), la Organización Internacional de las Maderas Tropicales (OIMT), la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal (IUFRO), la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (Secretaría de la CLD), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Foro de las Naciones Unidas sobre los Bosques (Secretaría del FNUB), la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Secretaría de la Convención Marco), el Centro Mundial de Agrosilvicultura (ICRAF) y el Banco Mundial.