Los delitos contra las especies silvestres figuran entre el tráfico de drogas, armas y seres humanos

Actualizado en 30 Enero 2014
Yury Fedotov, Director Ejecutivo de la Oficina de las Naciones Unidas 
contra la Droga y el Delito (ONUDD) y
John E. Scanlon, Secretario General de la CITES
 
 
Un delito económico perpetrado por sindicatos criminales en las regiones más remotas, explotando poblaciones locales y leyes laxas
 
Esta misma semana, en el parque de caza más grande de Zimbabwe, cazadores furtivos mataron más de 80 elefantes por su marfil, tras envenenar un pozo de agua con cianuro. A través de la frontera de Zimbabwe, en Sudáfrica, se registró la matanza sin precedentes de 688 rinocerontes en 2013.
 
En 2011, en África se mataron ilegalmente 25.000 elefantes silvestres, principalmente por su marfil. En los últimos años, los cazadores furtivos mataron los últimos rinocerontes silvestres en Mozambique y Viet Nam. La población mundial de tigres ha disminuido hasta unos 3.000 en la naturaleza. Estas son algunas de las especies más emblemáticas, pero los delitos contra las especies silvestres están robando también el patrimonio natural de poblaciones y estados.
 
Despojo de elefante en las afueras del poblado Sounga, distrito de
Gamba, Gabón. Fotografía: James Morgan
Los delitos contra las especies silvestres figuran entre el tráfico de drogas, de armas y de seres humanos en términos de beneficios. Es un delito económico a menudo perpetrado por sindicatos del crimen que operan en las regiones más remotas del mundo, explotando poblaciones y leyes laxas o una aplicación laxa de la ley para obtener ganancias.
 
La índole de los delitos contra las especies silvestres también ha cambiado. Los hombres armados y las camionetas han sido sustituidos por helicópteros y potentes armas automáticas. Los animales en su punto de mira tienen escasas posibilidades en esta sangrienta búsqueda de beneficios. Detrás de estos equipos armados se encuentran sofisticadas cadenas de abastecimiento que utilizan tecnología moderna, así como sobornos y corrupción, para suministrar partes de animales a cualquier rincón del planeta.
 
Los guardabosques, valientes pero mal remunerados, son a menudo inferiores en hombres y en armas y son burlados en un juego mortal de escondite con los cazadores furtivos. Los guardabosques han sido reentrenados para detectar matanzas ilegales, pero han tenido que llamar al ejército para hacer su trabajo.
 
Los beneficios son gigantescos. Según estimaciones conservadoras, en Asia oriental y el Pacífico los beneficios derivados del comercio ilegal de especies silvestres ascendería a unos 2.500 millones de dólares de EE.UU. anuales. La ONUDD calculó en 2011 que el valor total del comercio ilegal mundial de especies silvestres osciló entre 8.000 y 10.000 millones de dólares de EE.UU. anuales (sin contar la madera y las especies marinas).
 
Este aumento del espolio del patrimonio de las especies silvestres en numerosos países no puede continuar. Muchas de las especies se tambalean al borde de la extinción, y necesitamos contraatacar. ¿Pero cómo? En primer lugar, debemos reconocer la magnitud del problema a fin de  darnos los medios para atajarlo.
 
Comprender lo que se necesita proteger es una prioridad y ha sido una de las razones de ser de la CITES desde 1973. La Convención regula y supervisa el comercio internacional de más de 35.000 especies silvestres para garantizar que su comercio no constituye una amenaza para su supervivencia. La Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Transnacional Organizada ha formulado el compromiso de respaldar la lucha contra los delitos relacionados con las especies silvestres y las decisiones de la CITES.
 
Ahora bien, para que esas convenciones sean eficaces, los países deben considerar los delitos  contra las especies silvestres como delitos graves en su propia legislación. Y para ganar la batalla, deben desplegar las técnicas utilizadas contra el trafico de drogas, como operaciones encubiertas y “entregas controladas“, en las que el contrabando no se decomisa, sino que se rastrea hasta su destino, para capturar a las personas involucradas.
 
Hoy, durante el 68° periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, un evento en Nueva York reunirá a muchos de los principales actores que participan en la lucha contra los delitos relacionados con las especies silvestres. En esa reunión, tenemos la intención de transmitir el mismo mensaje fundamental: hagamos que los delitos contra las especies silvestres se consideren como delitos graves en la legislación nacional, apliquemos medidas de observancia a lo largo de la cadena de aplicación de la ley, formulemos una respuesta rápida, compartamos información confidencial y quebremos el poder de las redes criminales al tiempo que interrumpimos el flujo sus beneficios.
 
La Secretaría CITES y la ONUDD son igualmente asociados en el Consorcio Internacional para Combatir los Delitos contra la Vida Silvestre, junto con INTERPOL, el Banco Mundial y la Organización Mundial de Aduanas. Juntos, nos esforzamos por abarcar todos los aspectos, económicos, sociales y ambientales, para impedir que los traficantes se beneficien de estos delitos.
 
Es esencial que hagamos un trabajo serio para expulsar del negocio a los criminales. De no ser así, tendremos que explicar a las generaciones futuras como empezamos a perder la lucha contra los delitos relacionados con las especies silvestres bajo nuestra protección.