Declaración de John Scanlon, Secretario General de la CITES, en la 17ª Reunión
especial de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico
París, 19 de noviembre de 2010
Señor Presidente
Señoras y Señores Representantes de la Comisión
Distinguidos delegados
Señoras y Señores representantes de Partes, entidades o compañías pesqueras colaboradoras
Observadores
Es un verdadero honor para mí estar aquí con ustedes en el marco de la 17ª Reunión especial de la Comisión.
Es la primera vez que un Secretario General de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, conocida como la CITES o la Convención de Washington, pronuncia un discurso ante la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (CICAA). Mi intervención es el resultado de la participación activa y constructiva de su Presidente, Sr. Fábio Hazin, en la 15ª reunión de la Conferencia de las Partes en la CITES, celebrada en Doha, en marzo de este año. La participación del Sr. Hazin ha sido altamente apreciada por las Partes y la Secretaría y me complace poder hacer una contribución semejante antes ustedes el día de hoy.
La mayoría de ustedes ya saben que la CITES es un acuerdo global jurídicamente vinculante que cuenta con 175 Estados Partes, inclusive todos los miembros de la CICAA, a la excepción de Angola, que se encuentra actualmente en proceso de acceder a la Convención, al igual que varios otros Estados. La Convención fue adoptada en 1973 y entró en vigor en 1975.
El mandato de la CITES consiste en prevenir la sobreexplotación de las especies silvestres, inclusive los peces y otras especies marinas, debido al comercio internacional. El hecho de tratarse de un instrumento legal mundial, con una membresía casi universal, permite a la comunidad de aplicación de la ley en una parte del mundo responder a las prácticas ilegales, como la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR), en otra región del mundo. Cabe señalar que actuamos en estrecha cooperación con Interpol, la Organización Mundial de Aduanas y muchas otras organizaciones intergubernamentales. De hecho, acabo de volver de la 79a Asamblea General de Interpol, en la que se ha aprobado por unanimidad una importante resolución sobre la función de esta organización para combatir los delitos contra el medio ambiente.
Ahora bien, la CITES no debería percibirse como una Convención que prohíbe el comercio internacional, ya que esta idea dista mucho de la realidad. De las 34.000 especies incluidas en los Apéndices de la CITES, solamente el 3% están incluidas en el Apéndice I, que prohíbe el comercio internacional de especímenes recolectados en el medio silvestre. Y esta prohibición no incluye, por ejemplo, los especímenes producidos en acuicultura. El 97% restante de las especies amparadas por la CITES están incluidas en sus Apéndices II y III, es decir, que se autoriza su comercio, de manera regulada, con miras a garantizar que es legal y sostenible. Evidentemente, la CICAA comparte estos objetivos de legalidad y sustentabilidad.
De nuestros registros sobre el comercio internacional, llevados a cabo durante los últimos 35 años, se desprende que en el marco de la CITES se han realizado más de 10 millones de transacciones autorizadas.
Cabe señalar también que la CITES no solo se ocupa de las especies terrestres. En los Apéndices de la CITES se han incluido especies marinas desde la entrada en vigor de la Convención. Unas 100 especies de peces y otras especies acuáticas marinas, así como unas 2.000 especies de coral, están ahora amparadas por la CITES. La Convención ha aportado beneficios para su conservación y uso sostenible, como en el caso de la concha reina en el Caribe y la parte septentrional de América del Sur, cuyo comercio representa más de 60 millones de dólares de EE.UU. cada año.
Numerosos acuerdos intergubernamentales y diversos actores, tanto en el sector público como el privado, participan en la gestión de los recursos naturales, incluidos los peces. La cuestión fundamental es la complementariedad entre los distintos instrumentos y la medida en que colaboran entre sí para lograr objetivos comunes, según proceda.
La CITES ha concertado un Memorando de Entendimiento con la FAO en 2006 y, en una reunión de expertos sobre los tiburones, organizada recientemente por la FAO y la CITES, se acordó que las medidas relacionadas con la explotación y el comercio pueden y deben utilizarse unas tras otras, cuando proceda, para garantizar el éxito de la gestión de las pesquerías o de cualquiera otros recursos naturales. Las palabras clave son "complementariedad" y "según proceda".
Habida cuenta de lo que precede, recuerdo la intervención del Presidente de la CICAA en la reunión de la Conferencia de las Partes en la CITES en Doha, a principios de este año, cuando declaró que "la CITES y la CICAA no son rivales y pueden beneficiarse de una colaboración reforzada". Estamos completamente de acuerdo con esos sentimientos y, por mi parte, albergo la esperanza de que su generosa invitación y mi participación en esta reunión se perciban como manifestaciones tangibles de nuestra colaboración reforzada.
Desde hace años las Partes en la CITES han expresado inquietud acerca de la conservación y el uso sostenible de las especies acuáticas explotadas comercialmente, y algunos de ustedes recordarán los debates sobre el atún rojo del Atlántico en nuestra octava reunión de la Conferencia de las Partes, en Kyoto, en 1992. Esta preocupación se ha acentuado en los últimos años y es más que probable que no disminuya en los próximos años.
En relación con las especies amparadas por su organización, tres de ellas han sido objeto de debates pormenorizados en la CITES, a saber, el atún rojo del Atlántico, el tiburón oceánico y el marrajo sardinero.
Independientemente de las cifras que se presenten, parece que hay acuerdo general en que los stocks de esas especies han disminuido considerablemente. El tercer Grupo Asesor de Expertos de la FAO para evaluar las propuestas de enmienda a los Apéndices I y II de la CITES sobre las especies acuáticas explotadas comercialmente, convocado por la FAO para examinar las propuestas presentadas en la 15ª reunión de la Conferencia de las Partes en la CITES en Doha, en marzo, concluyó que su disminución había sido suficientemente importante para garantizar su inclusión en los Apéndices de la CITES.
Sin embargo, no se logró la mayoría de dos tercios de las Partes en la CITES requerida para incluir esas especies en la Convención. A mi juicio, es justo decir que gran parte del debate versó sobre la función de la CICAA en la conservación y el uso sostenible de estas especies, y en particular, del atún rojo del Atlántico.
Actualmente estamos examinando las posibilidades de abordar diversas cuestiones que se plantearon durante las deliberaciones. Un aspecto esencial es saber como podemos mejorar el proceso de inclusión en los Apéndices para garantizar que cualquier posible acción de la CITES sobre las especies marinas se sincroniza mejor con la de otros interesados, como las organizaciones regionales de ordenación pesquera.
Las preocupaciones sobre la pesca excesiva se abordan en numerosos foros, concretamente en la reunión recientemente concluida de la Conferencia de las Partes en el Convenio sobre la Diversidad Biológica, celebrada en Nagoya, Japón, en la que las 193 Partes en la CDB acordaron las siguientes metas globales:
Para 2020, todos los stocks de peces e invertebrados y de plantas acuáticas se ordenan y explotan de manera sostenible, legal y aplicando enfoques basados en los ecosistemas, de modo que se evita la pesca excesiva, se dispone de planes y medidas de recuperación para todas las especies agotadas, la pesca no tiene efectos adversos significativos para las especies amenazadas y los ecosistemas vulnerables y el impacto de la pesca sobre los stocks, las especies y los ecosistemas está dentro de los límites ecológicos seguros.
y
Para 2020, se ha evitado la extinción de especies amenazadas conocidas y se ha mejorado y mantenido su estado de conservación, en particular el de aquellas que más han disminuido.
Aunque estas metas fueron adoptadas por las Partes en el Convenio sobre la Diversidad Biológica, la intención es que sirvan como marco útil, según proceda, para todos los interesados que participan en la gestión de la biodiversidad y los recursos naturales.
Sr. Presidente, aunque la CITES y la CICAA tienen historias y mandatos diferentes, al igual que muchos otros, compartimos un interés común por la conservación y el uso sostenible de especies marinas en el marco de nuestros respectivos mandatos.
Las Partes en la CITES tienen puestas las esperanzas en la CICAA a fin de que asuma el liderazgo para impulsar los planes de recuperación para el atún rojo del Atlántico – así como medidas de gestión eficaces para el tiburón oceánico y el marrajo sardinero, basándose en datos científicos bien fundados y respaldándose en el cumplimiento efectivo. Si, en cualquier momento se estimase necesario adoptar medidas relacionadas con el comercio para complementar esos esfuerzos, la CITES, gracias a su historial de medidas eficaces en materia de conservación y gestión sostenible del comercio internacional de especies amparadas por la Convención, ya se trate de especies marinas o terrestres, está disponible para prestar asistencia, si así lo deciden las Partes.
Por último, permítanme expresar mi agradecimiento por ofrecer a la Secretaría CITES la oportunidad de hacer uso de la palabra en su reunión. Les deseo que esta reunión se vea coronada por el éxito y aguardo con interés nuestra cooperación armoniosa y exitosa en el futuro, a medida que actuamos en el marco de nuestros respectivos mandatos en pro del logro del objetivo común de la conservación y el uso sostenible de las especies marinas.
En particular, espero con sumo interés trabajar en estrecha colaboración con el Sr. Hazin, que fue elegido a principios de año Presidente del Grupo de trabajo del Comité Permanente sobre la introducción procedente del mar, uno de los cuatro tipos de comercio internacional amparados por la CITES. Su nombramiento ilustra nuevamente el decidido interés de las Partes en la CITES en fomentar la complementariedad y el apoyo mutuo de nuestros instrumentos jurídicos.
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